Una ventana abierta a la Psicología del cambio interior desde la mirada de la terapia Gestalt

Archivo para octubre, 2013

Durmiendo con mi enemigo

Un post sobre las relaciones dañinas que implica la manipulación, espero que os guste.

Cenicientas y Calabazas- Blog de Psicología Gestalt

manipulaciónLa mayoría de  nosotros hemos tenido alguna relación tóxica o destructiva a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, no siempre hemos sabido reconocerla a tiempo ni frenar lo que nos estaba sucediendo. Tal vez teníamos al enemigo  más cerca de lo que pensábamos . Probablemente este se escondía tras la máscara de la seducción, llevándonos a su terreno y haciendo de nosotros una marioneta que manejaba a su antojo. En estos casos, seguramente nos encontrábamos frente a un manipulador en toda regla.

Este tipo de personas “pocas veces dicen lo que piensan, pero siempre piensan lo que dicen”. Escuchan mucho al otro pero casi nunca hablan de sí mismos, son muy suspicaces y desconfiados.

Manipulación es intentar que los demás hagan lo que uno quiere. Nada tienen que ver la manipulación con la petición. Cuando una persona nos pide algo directa y claramente, nos está dando la oportunidad…

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Durmiendo con mi enemigo

manipulaciónLa mayoría de  nosotros hemos tenido alguna relación tóxica o destructiva a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, no siempre hemos sabido reconocerla a tiempo ni frenar lo que nos estaba sucediendo. Tal vez teníamos al enemigo  más cerca de lo que pensábamos . Probablemente este se escondía tras la máscara de la seducción, llevándonos a su terreno y haciendo de nosotros una marioneta que manejaba a su antojo. En estos casos, seguramente nos encontrábamos frente a un manipulador en toda regla.

Este tipo de personas “pocas veces dicen lo que piensan, pero siempre piensan lo que dicen”. Escuchan mucho al otro pero casi nunca hablan de sí mismos, son muy suspicaces y desconfiados.

Manipulación es intentar que los demás hagan lo que uno quiere. Nada tienen que ver la manipulación con la petición. Cuando una persona nos pide algo directa y claramente, nos está dando la oportunidad de decir no, de pensar o actuar de modo distinto al suyo, si es que así lo deseamos . Sin embargo, cuando alguien nos manipula, lo hace para que no podamos negarnos a su petición ya que si lo hacemos podemos encontrarnos con “represalias”, enfados o reproches por parte de este.

Lo cierto, es que pocos expresamos de forma clara y directa lo que necesitamos. Entonces, ¿cómo saber si tenemos un manipulador cerca? Lo difícil es reconocerlo, ya que si el que manipula es bueno, este es su cometido, no ser descubierto.  A pesar de esta dificultad, algunas claves que nos pueden ayudar a descubrir a la persona manipuladora son:

–         Siempre intentan controlarte (no habla abiertamente de lo que quiere)

–         Suelen ignoran tus protestas o tus preferencias (no le importo)

–         Tratan de hacerte ver que sus motivos son mejores en cualquier decisión

–         En cualquier conflicto eluden su responsabilidad en el problema (te hacen ver que es cosa tuya)

En realidad, este “encantador de serpientes” es una persona con muy poca tolerancia a la frustración, más bien no pueden soportar la frustración. Si se siente descubierto en sus maniobras y en sus intenciones, se suele mostrar ofendido y refugiar en la indignación exagerada. Con lo que en vez de reconocer su actitud, y disculparse, adopta el comportamiento agresivo, logrando generar grandes sentimientos de culpa en el otro.

Aunque a veces parezca increíble, alguien no puede manipular si el otro no hace de víctima. Es importante que nos demos cuenta que la manipulación es algo parecido a un juego, que debemos saber frenar. Ya que la victima cuando es manipulada, generalmente se siente muy incómoda y violentada. En este tipo de relaciones aparecen muchos reproches, hasta que finalmente la relación se deteriora tanto, que o se sale de ella, o se vive siempre sometido.

Los buenos manipuladores, reconocen a esas personas vulnerables a sus artimañas, y suelen rodearse de ellas.  Si nos encontramos en alguna situación así y no sabemos cómo salir de ella, tal vez una manera de hacerlo pueda ser empezar a reconocer en uno mismo, algunas actitudes que fomentan el comportamiento del otro. Porque como popularmente todos sabemos, “el manipulador no manipula si la víctima no le deja”.

Las personas más susceptibles de caer en las redes de estos comportamientos tan dañinos son aquellas que sienten:

–         Mucha necesidad de aprobación

–         Mucho miedo a la cólera

–         Mucha necesidad de que haya paz al precio que sea

–         Tendencia a asumir mucha responsabilidad sobre otros, ir de Salvador

–         Alto nivel de dudas sobre sí mismas

Por tanto, si queremos lograr vencer a estos “vampiros emocionales”, debemos aprender a soportar el miedo al rechazo, aceptar el enfado del otro, entender cuando nos digan “no”, no tratar de evitar el conflicto y saber “coger el toro por los cuernos si sucede”, reclamar nuestros derechos y tener seguridad en nosotros mismos. En definitiva, aprender a desarrollar este tipo de comportamiento, que desde la psicología conocemos como,  “asertividad”. Aunque sobre esta, hablaré más extensamente próximamente en este blog.

Los adolescentes y el uso de las nuevas tecnologías

jovenes y el uso de las nuevas tecnologíasLos padres que vienen a terapia familiar, suelen hacerme muchas preguntas sobre el uso correcto que sus hijos pueden dar a Internet, redes sociales, teléfonos móviles o las nuevas tecnologías en general. Lo cierto, es que actualmente se considera muy normal el uso de estas para relacionarnos con los demás. Por tanto, es muy difícil establecer un límite entre el uso sano y el abuso, y aun más cuando hablamos de adolescentes, para los que todo suele estar tan polarizado.

Como en casi todo, estas nuevas tecnologías tienen sus pros y sus contras.

Algunas de las ventajas son: que uno puede mantener a los amigos que se van a vivir a otra ciudad, de esta manera la separación no es tan traumática. Los padres que se separan, pueden comunicarse con más facilidad con el hijo a través de este medio. El chat ayuda a introducir a los nuevos amigos  de donde uno vive. También ayuda a que los jóvenes queden para salir. Al principio favorece al tímido el poder contactar con los demás. Es más barato. Permite conocer otras culturas, incluso aprender otros idiomas, establecer vínculos de distinta calidad e intercambiar música, fotos etc.

Las desventajas: supone una forma de perder el tiempo sin control, no es recomendable más de una hora al día. Es peligroso, porque se puede contactar con personas con malas intenciones. Provoca cierta adicción, los padres deben vigilar que su hijo tenga una vida normal en la que el chat esté incluido pero que no sea lo único. No se debe cambiar los amigos de carne y hueso por los del chat. Y estar pendientes de si se encierran muchas horas seguidas en su habitación y se aíslan.

Internet es un reflejo de cómo se dan las relaciones entre las personas actualmente. Las redes sociales ofrecen gran expansión geográfica y cantidad de relaciones. Esto ocasiona en los jóvenes  una enorme sensación de omnipotencia, ya que uno abarca la mitad del mundo y “todo lo puede”.  Narcisismo, porque todo gira en torno a sus necesidades y deseos. Y aislamiento, ya que el joven tiene más relación de esta forma que en persona.

Delante del ordenador o teléfono móvil, lo individual prima sobre lo grupal, cuando en la adolescencia debería ser justo todo lo contrario. Si un chico prefiere hablar con sus amigos en persona todo va bien, púes esto ayuda a mantener relaciones, crear sensación de pertenencia, integración etc…sin embargo, si es al revés será un problema.

Todo adolescente está en un momento en el que los amigos son lo más importante para él. Su gran necesidad es ser entendido, respetado y aceptado por el grupo de iguales, y en consecuencia, separarse de la generación anterior a ellos, la de sus padres. Las nuevas tecnologías ayudan a su adaptación. Sin embargo, al mismo tiempo que facilitan la relación y comunicación con sus amigos, también la bloquean porque en algunas ocasiones el joven prefiere el contacto virtual sobre el real. En las relaciones cara a cara se encontrarán más amenaza, ya que no pueden mentir, ofender o herir bajo la máscara del anonimato… y por supuesto, no pueden apagar cuando quieran.

Los padres deben tratar de controlar el uso que sus hijos dan a estos medios. No superar el tiempo máximo  frente al ordenador, móvil … Como he mencionado antes, no más de una hora al día. Aunque este tiempo variará en función de la edad del joven y su comportamiento. Se puede utilizar como una recompensa si ha realizado todas sus tareas correctamente. El resto del tiempo para un adolescente debe ser el de ocuparse de sus tareas, jugar con sus amigos, pelearse con sus hermanos y cualquier cosa que suponga relacionarse y hacer una buena gestión del tiempo. Es cierto, que cuando están distraídos nos hay peleas, y que para algunos padres el rato que están enganchados supone un remanso de paz. Sin embargo, aquello que es cómodo para los padres no suele ser lo mejor para los hijos.

Los adolescentes suelen reclamar su propio espacio e intimidad, en cierto modo esta búsqueda es normal y les ayudará a realizar la aproximación al mundo del adulto. Sin embargo, aunque ellos se sientan muy maduros y capaces, los padres no deben dejar de velar por su seguridad, ya que aun no están listos para realizar un filtro de lo que puede ocasionar un peligro para ellos y lo que no. Por esta razón, sugiero que el ordenador nunca este en la habitación del joven. Es mejor ponerlo en un lugar visible en el que los padres puedan pasar de vez en cuando y mirar. Si se molesta porque le estáis controlando, no pasa nada, pero tiene que comprender los riesgos del uso de Internet y vuestra función protectora como padres. Mientras el adolescente chatee con gente que conoce, no pasa nada. Se debe estar pendiente especialmente de si habla con adultos o desconocidos. Y al mismo tiempo, deben observar si los jóvenes salen, si van con amigos o si no hablan o no se comunican. En estos  últimos casos los padres deben actuar directamente.

En cuanto al uso del móvil también debemos ser precavidos. El niño menor de 12 años no sale solo a la calle y por tanto no necesita móvil, aunque tengan todos los amigos. Existen otros medios para que se comunique con ellos. Debemos enseñar a los hijos que no pasa nada porque no tengan todo lo que quieren, la frustración les enseñará mucho más que recibir todo sin discriminación.

Y recordad que todo padre tiene derecho a controlar a su hijo, es algo normal y necesario. “La libertad de un hijo empieza cuando cumple sus responsabilidades”.