Una ventana abierta a la Psicología del cambio interior desde la mirada de la terapia Gestalt

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Qué es el matenity blue o síndrome del tercer día

maternidad1Hola a todos!! después de unos meses ocupada en otros proyectos, vuelvo a estar con vosotros con este nuevo post acerca de la maternidad, a colación de mi colaboración con Albamatrona, centro de atención a la mujer en Albacete. Espero que os guste y que no tarde tanto en volver a traeros cosas interesantes sobre los procesos psicológicos.

Has dado a luz recientemente, y aunque estabas deseando ser mamá, con la llegada de tu hij@ , en lugar de sentir esa ansiada felicidad, te sientes apática, triste, sin ganas de nada, incapaz de disfrutar… Tal vez estés experimentando algo parecido, pero no sabrías explicar bien lo que te pasa. No te preocupes, es algo muy normal, y tiene un nombre, Maternity Blue o síndrome del tercer día.

¿Qué es el Maternity Blue? Es la alteración del estado de ánimo que se produce en el posparto. También se le llama síndrome del tercer día porque esta alteración suele producirse 3 o 4 días después del nacimiento del bebé, soliendo desaparecer espontáneamente poco tiempo después, con una duración aproximada de1 a 3 semanas.

¿Porqué se produce? Porque cumple un fin, el de equilibrar este cambio definitivo en tu vida, que no solo transformará tus prioridades, valores, horarios, y hasta tu casa…y también te asignará un rol diferente: el de madre. Tener hijos supone la obtención de grandes satisfacciones, y al mismo tiempo, la experiencia de la pérdida de algunas otras. El proceso de asimilación de todos estos cambios, a veces conlleva la aparición de pequeñas, o grandes, crisis, y esta pude ser una de ellas.

¿Cómo se manifiesta? Los síntomas afectivos de esta alteración suelen ser: tristeza, irritabilidad, apatía, llanto, ansiedad, dudas, pensamientos negativos sobre la crianza del bebé “NO DEBERÍA SER….” “TENDRÍA QUE…” etc. que pueden variar en forma e intensidad de una mujer otra. pudiendo desembocar en algún trastorno mas grave, aunque, lo normal es que desaparezcan en unos días.

A pesar de que sea un proceso de psicológico natural, por la adaptación a la nueva situación, en algunos casos, podría agravarse. Esto va a depender de ciertos antecedentes personales, el tipo de personalidad, la red de apoyo social que se mantenga, la existencia o no de trastornos psicológicos anteriores…, y finamente desencadenar en un trastorno más grave. Por todo esto, si estas manifestando estos síntomas, necesitarás cierta vigilancia ya que si se alargan, tal vez requerirán el tratamiento psicológico o psiquiátrico adecuado.

¿Es igual a la depresión postparto? La respuesta es no. Una diferencia importante con la depresión es que durante este periodo la reciente madre puede continuar con su vida cotidiana, ya que no le suele interferir demasiado, ni le incapacita para realizar las actividades normales. Otro de los aspectos diferenciadores es que no se requiere medicación psiquiátrica. Y sobre todo, la duración. Ya que la depresión postparto suele aparecer a las 2 o 3 semanas, tras el nacimiento del bebé. Siendo su duración media de 3 a 6 meses aunque a veces puede alargarse si no se recibe ningún tratamiento.

Si estas pasando por esta situación: vívela como un proceso necesario, permítete expresar lo que necesites, sentir estas emociones, rodéate de cariño, pide ayuda si la necesitas, compártelo con las personas a las que quieres…etc,y comprobarás como en unos días empezarás a vivir tu maternidad con la alegría y felicidad esperadas.

CURSO DE MEDIADORES EN PREVENCIÓN Y GESTIÓN DE RIESGOS EN CONSUMO DE SUSTANCIAS Y SEXUALIDAD.


Cartel (1)

drogasEn el post de hoy os traigo información sobre unos cursos muy interesantes que voy a impartir en la Universidad de Castilla la Mancha, en concreto en Albacete, en colaboración con la Fundación Atenea.

FUNDACIÓN ATENEA es una entidad generalista, con vocación internacional. Su misión es garantizar los derechos y mejorar la calidad de vida de las personas en situación o riesgo de grave exclusión, prevenir los factores que la causan e impulsar la transformación social y económica a través de la innovación, la intervención, la formación y la investigación social.

CURSOS

“Mediadores/as Universitarios/as en prevención de consumo de sustancias” 13, 14 y 15 de mayo

“Mediadores/as Universitarios/as en gestión de riesgos y sexualidad” 20, 21 y 22 de mayo

Lugar: Facultad de Farmacia (UCLM Albacete)

CURSOS GRATUITOS

(1 crédito ECTS opcional)

El trabajo de mediación requiere ,que vosotros/as como alumnos lancéis el mensaje a vuestros “iguales”, sobre los efectos de las sustancias, las estrategias para reducir los riesgos derivados del consumo de drogas, el impacto social y el análisis de la realidad y el entorno.

El Programa de Intervención en Contextos Universitarios (PIU) de Fundación Atenea tiene como objetivo sensibilizar a la comunidad universitaria en la necesidad de implicarse en el diseño, puesta en marcha, desarrollo y evaluación de acciones específicas para la prevención del consumo de drogas y promoción de hábitos saludables entre sus integrantes. Una de estas acciones es la formación de mediadores juveniles como agentes de salud, con objeto de que asuman un papel activo en la promoción de la salud entre sus compañeros y compañeras.

Si eres universitario puedes apuntarte a cualquiera de estos dos interesantes cursos:

CURSO“Mediadores/as Universitarios/as en prevención de consumo de sustancias” 13, 14 y 15 de mayo

horario. 16:30 a 20:30 h/ Lugar: Facultad de Farmacia( aula polivalente planta 4º)

20 horas (15 horas teórico-prácticas + 5 horas de actividad práctica)

Contenidos:
El mediador/a universitario/a y el fenómeno de las adicciones.
Las drogas y conceptos relacionados.
Habilidades del mediador/a universitario/a.
Actividad práctica.

CURSO“Mediadores/as Universitarios/as en gestión de riesgos y sexualidad”fecha: 20,21 y 22 de mayo

horario. 16:30 a 20:30 h/ Lugar: Facultad de Farmacia( aula polivalente planta 4º)

20 horas (15 horas teórico-prácticas + 5 horas de actividad práctica)

Contenidos:
El mediador/a universitario/a y el fenómeno de las adicciones.
La sexualidad como punto de partida.
Drogas y sexualidad.
Habilidades del mediador/a universitario/a.
Actividad práctica.

EL PLAZO DE INSCRIPCIÓN FINALIZA EL 9 DE MAYO

TE PUEDES INSCRIBIR EN EL DECANATO DE LA FACULTAD DE FARMACIA

CURSO GRATUITO

QUIEN LO DESEE PUEDE OBTENER UN CRÉDITO ECTS (CONSULTAR EN GESTIÓN DE ALUMNOS)

Espero que sea de vuestro interés y me ayudéis a difundirlo. Muchas gracias. Prometo escribir el próximo artículo sobre adicciones o sexualidad…

«La superación del duelo: un proceso de crecimiento»(Primera parte)

la foto (1)Mañana participo en las «IX Jornadas Sociales sobre Elaboración de duelo» que organiza en Albacete la asociación Talitha con la que colaboro. Por eso aprovecho este nuevo post, para hablar sobre la experiencia de la pérdida y cómo superarla.

Se suele suponer, que toda persona que ha sufrido una pérdida importante,más tarde o más temprano, llegará a ser la persona que era, pero eso suele ser un gran error. La persona, lo quiera o no, va a tener que cambiar, no sólo porque su realidad exterior sea diferente, sino porque su mundo interior, también ha ido cambiando a lo largo de todo el proceso de duelo.

Es imposible precisar con los conocimientos actuales, durante cuánto tiempo es normal que la persona mantenga activada su “mente de duelo”. Según las circunstancias individuales y posiblemente en función de nuevos acontecimientos estresantes, en unas personas durará más y en otras menos. Pero, para la mayoría, pasado un tiempo la dinámica cotidiana les irá arrastrando a tener que enfrentarse a situaciones que evitaban.

        Poco a poco la persona tendrá que irse habituando a no contar con el fallecido en su mundo real.

El poseer un trabajo o una actividad ocupacional será fundamental para la persona que está intentando superar su duelo. Aunque al principio le suponga un extraordinario esfuerzo y le confronte con sus innumerables fallos de atención y errores sin fin, la ocupación forzosa es un fuerte organizador cotidiano, además de servir de motor para una persona cuya tendencia en esos momentos es a abandonarse y a mostrar una pasividad total.

Aquellas personas que no tienen que trabajar fuera de casa, tendrá más dificultad a la hora de poder ir cambiando el foco de atención del interior al mundo exterior, que es de lo que se trataría.

La persona fallecida cumplía unas funciones emocionales básicas y no va a ser tan fácil conseguir nuevos vínculos. Esto no quiere decir, que otra persona sea la sustituta de la persona fallecida ni mucho menos, sino que la persona sea capaz de vincularse emocionalmente en otra u otras relaciones significativas.

Lo que ocurre es que en muchos casos, la persona no está dispuesta a plantearse ninguna otra relación fuera de la que tuvo con el fallecido. Esa patológica fidelidad hacia el difunto será el principal impedimento para la superación completa del duelo. También puede ocurrir, que la persona haya quedado tan afectada por la pérdida de ese vínculo, que aún deseándolo no se atreva a correr el riesgo de nuevo iniciando otra relación.

En resumen, diremos que sólo cuando la persona ha sido capaz de crear una estructura mental que la capacite para enfrentarse a nuevas habilidades a los problemas cotidianos, y le permita establecer nuevos vínculos de apego con otras personas, podrá tener creencias más realistas sobre sí misma y sobre la realidad, una visión de futuro con nuevos proyectos y un estado afectivo satisfactorio.

Las metas de la persona asertiva

metas En el último artículo os hablé de lo que significa ser uno mismo. Hoy ampliaré el concepto de asertividad y las metas que tendremos que alcanzar si queremos poner en práctica este estilo de comunicación. De esta manera iré desgranando este tipo de comportamiento y  las maneras de ir consiguiendo ponerlo en práctica en nuestra vida.

Como os contaba anteriormente, ser asertivo supone expresar mis pensamientos, sentimientos y la forma que tengo de ver el mundo a través de palabras o gestos, de forma tranquila, honesta y apropiada. Al mismo tiempo que quiero conocer los sentimientos, pensamientos y la forma de ver el mundo del otro. Esto implica dos tipos de respeto: el respeto a mí mismo expresando mis necesidades, gestos, ideas,  el derecho a que me respeten y el respeto hacia los demás reconociendo las necesidades, los gustos, las ideas y los derechos del otro.

Comportarse de  esta forma, supone poder decirle al otro: «Esto es lo que pienso. Esto es lo que siento. Así es como veo la situación. Pero estoy dispuesto a escuchar  e intentar comprender lo que  tú piensas,  sientes y como ves la situación».

 LAS 10 METAS DE LA PERSONA ASERTIVA

 1.       SER YO MISMO/A. Esta meta significa: Conocerme profundamente a mí mismo. Aceptarme sinceramente. Valorarme como persona. Y tener un nivel adecuado de autoestima.

2.      SER SINCERO: Vivir en contacto con mi yo profundo. No utilizar justificaciones no auténticas. No utilizar “trampas dialécticas” para salirme con la mía.

3.      ESPÍRITU DE SUPERACIÓN PERSONAL: No creerme que sé  lo suficiente de algo, que ya he logrado el nivel de madurez personal ideal o que ya he conseguido todo a lo que podía aspirar en la vida.

4.      MANIFESTARME CLARAMENTE. Expresar claramente mis: opiniones, gustos personales, necesidades, sentimientos,  aptitudes,  limitaciones…sin miedo a la crítica o rechazo de los demás.

5.      HABLAR CON PRECISIÓN. Esto es: evitar generalizaciones no justificadas. No ser ambigüedades. Utilizar la primera persona  (yo) cuando hable de mí mismo.

6.       PEDIR LO QUE  NECESITO. Formular peticiones claras y razonables. Aceptar al mismo tiempo el derecho de la otra persona a no ver razonables mis peticiones, o a que no quiera o no le parezca posible complacerlas.

 7.        OPONERME CUANDO PROCEDA. No aceptar críticas destructivas o injustas. Rechazar los injustificados “siempre” “todo”, “nada”… que descalifican. Expresar  mi propio  punto de vista sin dejarme  intimidar.

8.      ESPÍRITU CRÍTICO CONSTRUCTIVO. Hacer críticas oportunas, distinguiendo los hechos de las personas. Reconocer también los aspectos positivos de esas personas.

9.      ARMONIZAR GUSTOS E INTERESES. Buscar soluciones originales para armonizar los gustos e intereses propios con los gustos e intereses de los demás. Sin querer dominar y sin dejarse dominar.

10.   ACTUAR RESPONSABLEMENTE. Sentirme responsable de mi propia vida y felicidad: “Yo soy mío”. No justificar mis fallos por lo que otros digan o hagan. Reconocer mis propios errores.

Como veis, el objetivo de la aserción es la comunicación, conseguir respeto, pedir juego limpio y dejar abierto el camino para la negociación cuando se enfrenten las necesidades y derechos de dos personas. Ninguna persona sacrifica su integridad  y los dos conseguiremos que se satisfagan algunas de nuestras necesidades. Si no llegamos a un acuerdo, podremos respetar el derecho que tiene el otro a no estar de acuerdo y no intentaremos imponer nuestras exigencias sobre la otra persona. Finalmente, cada uno podremos sentirnos satisfechos de habernos expresado sinceramente, al mismo tiempo que reconocemos y aceptamos que nuestro objetivo puede no haberse logrado.

La asertividad, la manera de ser uno mismo

asertividad            En anteriores post, os he hablado sobre las diferentes formas de no ser uno mismo a través de los comportamientos: tímido, manipulador y agresivo. Dichos estilos, suponen maneras de actuar no asertivas. En esta entrada empezaré a hablaros de qué significa ser asertivo, cómo se consigue y algunas de las técnicas que se pueden emplear para alcanzar esta habilidad.

Pero antes de nada… ¿qué es la asertividad?. Comúnmente se relaciona con la capacidad para decir NO. Sin embargo, ser asertivo es mucho más que eso. La filosofía asertiva se basa en la convicción de que todos tenemos derechos personales.    Supone expresar mis necesidades, deseos, peticiones… de forma que no violen los derechos de otras personas.  Es atreverse a ser uno mismo,  ser auténtico en las relaciones con los demás y siempre respetar a los otros,  pero sobre todo a uno mismo.

Si queremos ser asertivos hemos de partir de unos presupuestos indispensables. Es importante tenerlos presentes para tener una asertividad auténtica, porque si no correremos el peligro de creer que somos asertivos cuando en realidad somos egoístas, ya que estamos cogiendo de la asertividad solamente aquello que nos interesa. Dichos presupuestos son:

            1.‑ Yo puedo ser yo.  Es decir, parto de que soy valioso, me voy a conceder el derecho a ser yo, a ser como soy, a sentirme cómodo dentro de mí. Voy a aceptar, sin miedos, que soy distinto de los otros.  Y tengo un compromiso contigo porque tú también tienes derecho a ser tú, tú también eres valioso y también mereces la pena.

            2.‑ Yo valgo y soy competente para resolver mis cosas.  Por tanto no tiene que venir nadie a dominarme, a controlarme ni a dirigirme. Y tú también lo eres, y por lo tanto yo tampoco puedo dedicarme a dominarte, a controlarte, a dirigirte o a desconfiar de ti.

            3.‑ Yo merezco ser querido. Es fácil decirlo, pero muchas veces no es fácil de creer. El afirmar esto es lo mismo que pensar que quien me conozca tal como soy, se va a dar cuenta que merezco ser querido. El estar convencido de esto lleva implícito el que yo me acepte tal como soy, aunque tenga que trabajar por ser cada día mejor. Y además es importante también afirmar que tú también mereces ser querido.

            4.‑ Yo soy un ser autónomo e independiente de ti. Tengo un mundo que es mío, sobre el que tengo una obligación y responsabilidad. Tú tienes también el mismo derecho y por eso también eres una persona independiente de mí. No tenemos que establecer lazos de dependencia entre nosotros. A través de esta independencia y autonomía es como hemos de desarrollarnos y crecer.

            5.‑ Es positivo tener límites. Yo tengo límites  y no pasa nada, pero tú también tienes límites y tampoco pasa nada. El establecer límites en nuestras relaciones interpersonales es algo muy sano y que se deriva de que seamos personas autónomas, y a su vez, si los límites son sanos, es algo que nos ayuda a ser autónomos.

            6.‑ Yo tengo necesidades y puedo expresarlas. Y tú también; por eso en la expresión de nuestras necesidades hemos de andar con cuidado para que sólo sean eso, comunicación o expresión de lo que necesitamos, nunca exigencia. Te expreso lo que necesito para informarte y para que lo tengas en cuenta, no para pasarte una exigencia camuflada, y cuando tú me las expresas a mí, yo me siento libre porque tú lo haces respetando mis necesidades.

Como veis, aunque  a veces confundimos ser asertivos con decir todo lo que se me pasa por la cabeza, saber decir NO etc…pero significa mucho más que eso. La persona asertiva se valora, se permite ser ella misma, reivindica sus derechos, pide lo que necesita… y nunca se olvida de que delante tiene a otra persona con los mismos derechos y necesidades que ella. Practicar la asertividad es un hábito que se puede adquirir, en próximos post os daré algunas ideas y os hablaré sobre técnicas que os ayuden a convertiros en un poquito más asertivos.

La agresividad en nuestras relaciones

agresividadLa persona agresiva utiliza la amenaza o el castigo directo para lograr la  sumisión de alguien. Rechaza, ridiculiza y rebaja al otro. Provoca cólera, enfado y deteriora gravemente sus relaciones . Y aunque todos hemos sufrido a alguien así alguna vez, también podremos reconocernos a nosotros  en este tipo de comportamiento.

La agresividad suele darse de forma directa y explicita, pero a veces no es así. Existe un tipo de comportamiento que es quizás el más destructivo de todos, la agresividad pasiva. Se trata de un tipo de comportamiento encubierto, en oposición al abierto que suele ser bastante evidente. Muchas veces se da a través de lo que se denomina “soltar indirectas”. No sabemos exactamente lo que está pasando en una situación, pero tenemos la desagradable impresión de que alguien intenta meterse con nosotros.

La agresividad pasiva puede surgir casi enseguida, o puede aflorar mucho más tarde de lo que surgió el motivo de conflicto, incluso a veces, puede parecer no guardar relación con el suceso original. De ahí la dificultad en reconocerlo, pues no se relaciona con algo directamente.

En general, este tipo de comportamientos, tanto pasivos como directos,  pueden ser efectivos para conseguir un objetivo, ya que provocan miedo en los demás y les lleva a someterse. Pero también, pueden producir cólera en los demás, que reaccionarán y devolverán con respuestas agresivas. La persona agresiva se encuentra frecuentemente sola y deprimida, además suele enmascarar bajo sus embistes, un gran  complejo de inseguridad.

La agresividad ocasional no ocasiona daños duraderos, además todos la sufrimos alguna vez. Pero las personas que viven eternamente enfadadas, verán con el tiempo los estragos de su ira. Ya que ésta sostenida durante mucho tiempo, mantiene el cuerpo en un estado constante de emergencia. Las funciones corporales regulares, tales como la digestión, la purificación de la sangre de colesterol, pueden ser retrasadas. Contribuye al desarrollo de una gran variedad de enfermedades: trastornos digestivos, hipertensión, enfermedad cardíaca, susceptibilidad a las infecciones, erupciones, dolores de cabeza, etc.

A nivel personal los efectos suelen afectar, principalmente, en las relaciones con los demás. Una amistad que se enfría. Problemas en el trabajo. Un matrimonio que se convierte en un infierno… Las personas agresivas son tratadas como un revolver cargado.

Todos solemos enfadarnos de una forma u otra, pero ¿cómo se produce la chispa que enciende nuestra ira? Suele comenzar con la aparición de una situación estresante, o que consideramos estresante. Aunque ésta no es una causa suficiente para que la agresividad aparezca. Se necesita la compañía de pensamientos activadores de agresividad para convertir el estrés en ira. Estos pensamientos suelen ser:

  • Culpabilizadores hacia los demás como: «tú deliberadamente me hiciste… “Esta forma de pensar nos hace sentir que somos dañados intencionalmente por el comportamiento equivocado del otro, sin valorar sus propias razones para hacerlo.
  • Moralizadores como: «tú no deberías tener… o deberías hacer… “Lo que supone esto es que los demás deberían saber cómo actuar correctamente y, en cambio, no cumplen las reglas de lo que nosotros consideramos razonable.

Ambas clases de pensamientos activadores tienen, como una creencia central, una percepción de la otra persona como mala, injusta y merecedora de castigo. Y solo valoran la situación desde su punto de vista, sin pensar por un momento que tal vez no tengan razón y el otro tenga sus propios motivos.

La ira es un proceso que incrementa su intensidad en espiral, cuando llega al punto álgido provoca una explosión. Cuando alcanza tal intensidad, es casi imposible actuar o pensar productivamente, porque nuestros pensamientos, cuerpo y comportamientos se apoyan mutuamente pa­ra producir un estado de furia. Así quedamos atrapados en nuestra propia ira.

De lo que se trata, pues, es de evitar la trampa de la ira. Esto lo podemos conseguir con una técnica llamada Suspensión Temporal. Consiste, a grandes rasgos, en aislarse inmediatamente de la situación que  nos hace “saltar”. Esta práctica evitará que la excitación fisiológica se intensifique y, al mismo tiempo, nos ayu­dará a evaluar de nuevo la situación. En otras palabras, se trata de apartarnos de la situación para, transcurrido un rato, lograr enfriarnos y  poder valorar la situación de manera más racional.

Hay situaciones y temas que nos excitarán tanto que no nos sea posible volver a abordarlos con calma al cabo de un rato. En estos casos, nos tomaremos unas horas, o incluso algunos días, si fuera necesario. Sin embargo, deberemos volver a la situación, pues esto nos dará la oportunidad de enfrentar la situación y reforzar la confianza en nuestra habilidad para responder a futuras provocaciones. Cuando volvamos a la situación, es también importante que empecemos a fomentar la confianza entre las personas implicadas.

Reconstruir esa confianza significa invertir nuestro tiempo y energía. Hacer una o dos Suspensiones Temporales no significa que todo esté bien, sino, sencillamente, que la ira está bajo control. Desarrollar la paciencia, concentrarnos en identificar la ira y utilizar las Suspensiones Temporales, supondrán el primer paso del proceso hacia la comunicación sana y asertiva.

Durmiendo con mi enemigo

manipulaciónLa mayoría de  nosotros hemos tenido alguna relación tóxica o destructiva a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, no siempre hemos sabido reconocerla a tiempo ni frenar lo que nos estaba sucediendo. Tal vez teníamos al enemigo  más cerca de lo que pensábamos . Probablemente este se escondía tras la máscara de la seducción, llevándonos a su terreno y haciendo de nosotros una marioneta que manejaba a su antojo. En estos casos, seguramente nos encontrábamos frente a un manipulador en toda regla.

Este tipo de personas “pocas veces dicen lo que piensan, pero siempre piensan lo que dicen”. Escuchan mucho al otro pero casi nunca hablan de sí mismos, son muy suspicaces y desconfiados.

Manipulación es intentar que los demás hagan lo que uno quiere. Nada tienen que ver la manipulación con la petición. Cuando una persona nos pide algo directa y claramente, nos está dando la oportunidad de decir no, de pensar o actuar de modo distinto al suyo, si es que así lo deseamos . Sin embargo, cuando alguien nos manipula, lo hace para que no podamos negarnos a su petición ya que si lo hacemos podemos encontrarnos con “represalias”, enfados o reproches por parte de este.

Lo cierto, es que pocos expresamos de forma clara y directa lo que necesitamos. Entonces, ¿cómo saber si tenemos un manipulador cerca? Lo difícil es reconocerlo, ya que si el que manipula es bueno, este es su cometido, no ser descubierto.  A pesar de esta dificultad, algunas claves que nos pueden ayudar a descubrir a la persona manipuladora son:

–         Siempre intentan controlarte (no habla abiertamente de lo que quiere)

–         Suelen ignoran tus protestas o tus preferencias (no le importo)

–         Tratan de hacerte ver que sus motivos son mejores en cualquier decisión

–         En cualquier conflicto eluden su responsabilidad en el problema (te hacen ver que es cosa tuya)

En realidad, este “encantador de serpientes” es una persona con muy poca tolerancia a la frustración, más bien no pueden soportar la frustración. Si se siente descubierto en sus maniobras y en sus intenciones, se suele mostrar ofendido y refugiar en la indignación exagerada. Con lo que en vez de reconocer su actitud, y disculparse, adopta el comportamiento agresivo, logrando generar grandes sentimientos de culpa en el otro.

Aunque a veces parezca increíble, alguien no puede manipular si el otro no hace de víctima. Es importante que nos demos cuenta que la manipulación es algo parecido a un juego, que debemos saber frenar. Ya que la victima cuando es manipulada, generalmente se siente muy incómoda y violentada. En este tipo de relaciones aparecen muchos reproches, hasta que finalmente la relación se deteriora tanto, que o se sale de ella, o se vive siempre sometido.

Los buenos manipuladores, reconocen a esas personas vulnerables a sus artimañas, y suelen rodearse de ellas.  Si nos encontramos en alguna situación así y no sabemos cómo salir de ella, tal vez una manera de hacerlo pueda ser empezar a reconocer en uno mismo, algunas actitudes que fomentan el comportamiento del otro. Porque como popularmente todos sabemos, “el manipulador no manipula si la víctima no le deja”.

Las personas más susceptibles de caer en las redes de estos comportamientos tan dañinos son aquellas que sienten:

–         Mucha necesidad de aprobación

–         Mucho miedo a la cólera

–         Mucha necesidad de que haya paz al precio que sea

–         Tendencia a asumir mucha responsabilidad sobre otros, ir de Salvador

–         Alto nivel de dudas sobre sí mismas

Por tanto, si queremos lograr vencer a estos “vampiros emocionales”, debemos aprender a soportar el miedo al rechazo, aceptar el enfado del otro, entender cuando nos digan “no”, no tratar de evitar el conflicto y saber “coger el toro por los cuernos si sucede”, reclamar nuestros derechos y tener seguridad en nosotros mismos. En definitiva, aprender a desarrollar este tipo de comportamiento, que desde la psicología conocemos como,  “asertividad”. Aunque sobre esta, hablaré más extensamente próximamente en este blog.

Los adolescentes y el uso de las nuevas tecnologías

jovenes y el uso de las nuevas tecnologíasLos padres que vienen a terapia familiar, suelen hacerme muchas preguntas sobre el uso correcto que sus hijos pueden dar a Internet, redes sociales, teléfonos móviles o las nuevas tecnologías en general. Lo cierto, es que actualmente se considera muy normal el uso de estas para relacionarnos con los demás. Por tanto, es muy difícil establecer un límite entre el uso sano y el abuso, y aun más cuando hablamos de adolescentes, para los que todo suele estar tan polarizado.

Como en casi todo, estas nuevas tecnologías tienen sus pros y sus contras.

Algunas de las ventajas son: que uno puede mantener a los amigos que se van a vivir a otra ciudad, de esta manera la separación no es tan traumática. Los padres que se separan, pueden comunicarse con más facilidad con el hijo a través de este medio. El chat ayuda a introducir a los nuevos amigos  de donde uno vive. También ayuda a que los jóvenes queden para salir. Al principio favorece al tímido el poder contactar con los demás. Es más barato. Permite conocer otras culturas, incluso aprender otros idiomas, establecer vínculos de distinta calidad e intercambiar música, fotos etc.

Las desventajas: supone una forma de perder el tiempo sin control, no es recomendable más de una hora al día. Es peligroso, porque se puede contactar con personas con malas intenciones. Provoca cierta adicción, los padres deben vigilar que su hijo tenga una vida normal en la que el chat esté incluido pero que no sea lo único. No se debe cambiar los amigos de carne y hueso por los del chat. Y estar pendientes de si se encierran muchas horas seguidas en su habitación y se aíslan.

Internet es un reflejo de cómo se dan las relaciones entre las personas actualmente. Las redes sociales ofrecen gran expansión geográfica y cantidad de relaciones. Esto ocasiona en los jóvenes  una enorme sensación de omnipotencia, ya que uno abarca la mitad del mundo y “todo lo puede”.  Narcisismo, porque todo gira en torno a sus necesidades y deseos. Y aislamiento, ya que el joven tiene más relación de esta forma que en persona.

Delante del ordenador o teléfono móvil, lo individual prima sobre lo grupal, cuando en la adolescencia debería ser justo todo lo contrario. Si un chico prefiere hablar con sus amigos en persona todo va bien, púes esto ayuda a mantener relaciones, crear sensación de pertenencia, integración etc…sin embargo, si es al revés será un problema.

Todo adolescente está en un momento en el que los amigos son lo más importante para él. Su gran necesidad es ser entendido, respetado y aceptado por el grupo de iguales, y en consecuencia, separarse de la generación anterior a ellos, la de sus padres. Las nuevas tecnologías ayudan a su adaptación. Sin embargo, al mismo tiempo que facilitan la relación y comunicación con sus amigos, también la bloquean porque en algunas ocasiones el joven prefiere el contacto virtual sobre el real. En las relaciones cara a cara se encontrarán más amenaza, ya que no pueden mentir, ofender o herir bajo la máscara del anonimato… y por supuesto, no pueden apagar cuando quieran.

Los padres deben tratar de controlar el uso que sus hijos dan a estos medios. No superar el tiempo máximo  frente al ordenador, móvil … Como he mencionado antes, no más de una hora al día. Aunque este tiempo variará en función de la edad del joven y su comportamiento. Se puede utilizar como una recompensa si ha realizado todas sus tareas correctamente. El resto del tiempo para un adolescente debe ser el de ocuparse de sus tareas, jugar con sus amigos, pelearse con sus hermanos y cualquier cosa que suponga relacionarse y hacer una buena gestión del tiempo. Es cierto, que cuando están distraídos nos hay peleas, y que para algunos padres el rato que están enganchados supone un remanso de paz. Sin embargo, aquello que es cómodo para los padres no suele ser lo mejor para los hijos.

Los adolescentes suelen reclamar su propio espacio e intimidad, en cierto modo esta búsqueda es normal y les ayudará a realizar la aproximación al mundo del adulto. Sin embargo, aunque ellos se sientan muy maduros y capaces, los padres no deben dejar de velar por su seguridad, ya que aun no están listos para realizar un filtro de lo que puede ocasionar un peligro para ellos y lo que no. Por esta razón, sugiero que el ordenador nunca este en la habitación del joven. Es mejor ponerlo en un lugar visible en el que los padres puedan pasar de vez en cuando y mirar. Si se molesta porque le estáis controlando, no pasa nada, pero tiene que comprender los riesgos del uso de Internet y vuestra función protectora como padres. Mientras el adolescente chatee con gente que conoce, no pasa nada. Se debe estar pendiente especialmente de si habla con adultos o desconocidos. Y al mismo tiempo, deben observar si los jóvenes salen, si van con amigos o si no hablan o no se comunican. En estos  últimos casos los padres deben actuar directamente.

En cuanto al uso del móvil también debemos ser precavidos. El niño menor de 12 años no sale solo a la calle y por tanto no necesita móvil, aunque tengan todos los amigos. Existen otros medios para que se comunique con ellos. Debemos enseñar a los hijos que no pasa nada porque no tengan todo lo que quieren, la frustración les enseñará mucho más que recibir todo sin discriminación.

Y recordad que todo padre tiene derecho a controlar a su hijo, es algo normal y necesario. “La libertad de un hijo empieza cuando cumple sus responsabilidades”.

¿TODOS SOMOS NEURÓTICOS?

 

woody

El término neurosis fue propuesto por el médico escocés William Cullen en 1769 en referencia a los trastornos sensoriales y motores causados por enfermedades del sistema nervioso. En psicología clínica, el término se usa para referirse a trastornos mentales que distorsionan el pensamiento racional y el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral adecuado de las personas.

Nadie es perfecto, todos tenemos zonas erróneas. Algo que nos sobra o algo nos que falta. Los errores los cometemos porque no tenemos toda la capacidad ni toda la información para cambiar las cosas. En relación al medio en el que crecemos asimilamos cosas y nos descubrimos a nosotros mismos. Pero cuando nos bloqueamos, cuando interrumpimos ese desarrollo en cuanto que proceso natural, comienzan los problemas.

La visión clínica de la enfermedad está orientada hacia la lógica de la propia enfermedad en vez de apuntar hacia la lógica de la salud, lo que nos conduce a mirar qué está mal. Pero no debería ser así, pues las personas ya somos conscientes de nuestras dificultades, de lo que no hacemos bien, pero no tenemos idea de lo que sí hacemos bien y nos ha permitido sobrevivir. Es por eso que tenemos que hacer énfasis en lo que está «sano», en lo que es «salud».

Para poder reconocer que estamos enfermos debemos ser muy sanos. Llegar a este punto de aceptación de uno mismo es un gran paso para cualquiera que busque mejorar su vida.

La neurosis para la Gestalt no es una enfermedad. Es una forma de ser, de estar en el mundo. Es una forma de existir. No tenemos una neurosis, somos neuróticos. No existen las neurosis, existen los neuróticos.

En la concepción gestáltica la neurosis es la máxima riqueza de una persona y al mismo tiempo su máxima pobreza. Máxima riqueza porque es la forma en la que logramos sobrevivir a lo largo de la historia de nuestra vida, los recursos aprendidos para salir a flote. Pero también es nuestro mayor límite porque impide vivir plenamente nuestra vida, nos bloquea y paraliza ante diversas situaciones.

Lo que hay que hacer con nuestras neurosis es desestructurarlas y volver a estructurarlas, coger sus piezas y volver a montarlas de distinta manera, variar la figura de acuerdo al orden que demos a las mismas. Es decir, hemos de aprender a utilizar nuestras virtudes y defectos a nuestro favor y no en contra nuestra. Si lo que hemos estado haciendo hasta ahora no nos sirve, la estrategia debe cambiar.

La cura estaría no en hacer algo sino en dejar de hacerlo. Dejar de hacer aquello que repito día a día. Esa piedra con la que tropezamos de nuevo, no es otra que nuestra neurosis.

El comportamiento neurótico es totalmente predecible. Al estructurar un carácter vemos y repetimos siempre las mismas cosas. Nuestra identidad se va conformando a través de una discriminación dinámica del «yo» – «no-yo».

La neurosis nos permite ser irresponsables en tanto que alienamos parte de nuestra personalidad, diciendo cosas tales como: «yo soy así»; «quiero, pero no puedo», etc. Siempre hay una razón para que sigamos manteniendo el modelo neurótico de persona que somos. Y así las resistencias nos estancan porque queremos y no queremos al mismo tiempo. Pero no podemos volver a la situación original ya que ella no existe y, además, hemos hecho un sinnúmero de cosas que me han ido convirtiendo en lo que hoy soy.

En toda neurosis que no cambiamos,  detrás hay una ganancia secundaria. Algo que obtenemos de ese comportamiento del que aparentemente queremos deshacernos, pero que nunca dejamos de repetir. Cuando existe repetición seguramente existe cierto beneficio para la persona a pesar del sufrimiento que conlleva. Con nuestra neurosis unas veces conseguimos la atención que necesitamos, el cariño reclamado, la excusa perfecta para no atrevernos a cambiar cosas que tanto tememos, evitamos el esfuerzo por lograr objetivos…otras veces es la forma de castigo que nos autoimponemos cuando no nos creemos merecedores de algo.

Un paso terapéutico importante es el de llegar a conocer la intencionalidad de la conducta, en tanto que toda conducta tiene un significado, ya sea consciente y/o inconsciente. Decía Fritz Perls, padre de la terapia Gestalt, que todo paciente viene a terapia no a curarse sino a confirmar su neurosis.

En definitiva, partiendo de la idea de que en realidad todos somos neuróticos podemos cambiar las cosas. El primer paso para poder alcanzar nuestro equilibrio es empezar a darnos cuenta, aceptarnos como somos y no evitar mirar la realidad. En ocasiones la terapia es la mejor manera de hacerlo. Hacer terapia no supone necesariamente estar en situación de crisis, se puede utilizar para poder mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. Porque sin dejar de ser nosotros mismos, todo es mejorable.