Una ventana abierta a la Psicología del cambio interior desde la mirada de la terapia Gestalt

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LA CRISIS DEL ADOLESCENTE

adolescentes¿Qué ocurre hoy en día con la crisis en la adolescencia? Cada vez aparece más temprano y deja a los padres más desvalidos. Hay que recordar que la adolescencia no es una enfermedad, sino un pasaje que lleva al niño a ser un adulto. Una etapa de la vida que a pesar de las tormentas y la intemperie nos permitirá descubrir un mundo nuevo. Mientras dure el viaje el joven protestará, pondrá mala cara, estará deprimido, asustado…y de golpe ya no tendrá miedo de nada.

A menudo los padres se encuentran desarmados frente a ese hijo al que ya no saben cómo hablar. Si la adolescencia es precoz hoy es porque la educación y cuidados que reciben los hijos son diferentes.

Actualmente el bebé es una “persona”. Hay que dejarle la palabra, explicarle las cosas los adultos, responsabilizarlo muy pronto, pues creemos que debemos hacer todo lo que podamos para que alcancen la plenitud lo más pronto posible.

Esta precocidad está relacionada con la “infantilización” de los padres. Los niños se convierten en adultos muy temprano y los adultos siguen siendo niños por más tiempo. Los niños se encuentran colocados por los padres en un lugar de amigos y confidentes, por lo que deberán despegarse de ellos más brutalmente llegada la adolescencia. Asimismo los demasiado mimados o adulados por el padre o la madre, atravesarán un momento muy violento para por fin despegarse de ellos y dirigirse hacia los otros. Esta agresividad será inevitable y sin duda muy dolorosa para los padres que siempre hicieron todo para sentirse queridos por sus hijos. Cuanto más permisivos estos, más  intentarán  los hijos enfrentarse a ellos buscando los límites. Y tendrán mucha dificultad en identificarse con sus hijos para ponerse en su lugar.

La pubertad modifica la mirada que los padres tienen sobre sus pequeños. Este cambio trastorna a los padres y obliga a los hijos a dejar la infancia. Se trata inconscientemente de una muerte. Su propia muerte, la del niño que fueron, la de sus padres a los que veían cómo ídolos. Los padres en este momento deben tratar de sobrevivir y no dejarse “matar” por sus hijos, sostener su posición y decir lo que piensan.

Si los adultos no oponen resistencia los hijos los verán muy frágiles y volverán su agresividad hacia ellos. La separación de los padres será un momento muy difícil y solo será posible si los padres aceptan ser abandonados. Si los padres sufren por la pérdida, ese sentimiento de culpa se volverá contra su hijo y se convertirá en algo terrible, será invadido por el miedo ya que aún no conoce el lazo entre el amor y el odio, el lugar que ocupa en la sociedad, etc.

Los hijos no necesitan padres compinches, sino adultos que les muestren el camino. Para conservar su lugar también hará falta que ellos hayan superado su propia adolescencia. Los hijos se vuelven locos cuando los padres no logran asumir su posición de adultos. Y hoy los padres no quieren envejecer. El culto a la juventud, les impide ser de otra generación.

La vida actual y la educación hace madurar a los niños más rápido. Los nacimientos de hermanos de que se deben ocupar porque los padres trabajan, los divorcios, las familias ensambladas en las que hay que ocupar pronto un lugar, los llevan a evolucionar más aceleradamente. Razón de más para que los padres no deleguen nada de su responsabilidad en sus pequeños. Dejarlos hacerse cargo demasiado rápido equivale a abandonarlos.

La crisis de la adolescencia es quizá el momento de la vida de un niño que más se cuestiona a los padres de nuestra época. Cuando el joven era niño, estaba adaptado y hacía todo lo que sus padres le decían. Estas crisis constituyen la turbulencia emocional que supone la metamorfosis de la pubertad y que lleva al sujeto a una crisis de desidentificaciones  que cuestionarán todo su ser: quién soy, de donde vengo, adonde voy…

Todo niño pasa por una crisis cuando vive la transición a la adolescencia. Hay algunos aspectos que serán actitudinales y otros que se convertirán en estructuras. Tener malas notas en el colegio es una manera de caer en crisis y los padres generalmente presionarán y no permitirán que eso sea así, por ello uno de los trabajos a realizar con los padres es que ellos mismos busquen y analicen sus propias crisis.

Finalmente, como sugerencia, incito a los jóvenes a atravesar su propia crisis cuando es pertinente, es decir, durante el periodo de la adolescencia. Si no pasa la crisis en esta etapa, seguramente la pasará más tarde, cuando sea adulto y entonces será peor ya que tendrá más responsabilidades, cargas familiares, trabajo etc. Sentar las bases de una buena estructura personal es muy importante en las primeras épocas de nuestra vida, y de la manera en la que las vivamos condicionaremos nuestra manera de colocarnos ante el mundo.